Aunque Kamala Harris no es Joe Biden, le resultará complicado, en los próximos meses de campaña, presentarse como un “cambio” cuando ha sido la número dos de su gobierno. El éxito de su candidatura podría depender de ello.
Biden enfrentaba varios desafíos como candidato: su baja popularidad debido a la percepción de una economía en crisis (a pesar de haber liderado una notable recuperación tras el covid-19) y las dudas sobre su capacidad física y mental para un nuevo mandato en la Casa Blanca.
La entrada de Harris como sustituta de Biden en la fórmula presidencial del Partido Demócrata generó optimismo entre los demócratas y desestabilizó inicialmente la campaña de Donald Trump. Harris aportó una nueva energía a la carrera por la reelección, que antes no se estaba mostrando. Según una reciente encuesta de Gallup, el 78% de los demócratas se declararon “más entusiasmados de lo habitual por votar”, en comparación con el 55% de marzo.
Sin embargo, aunque Harris no es Biden, le será difícil, en este corto periodo, presentarse como un “cambio” respecto al gobierno del cual ha sido parte esencial.
El rol de Harris en el gobierno
La estrategia republicana busca vincular a Harris con Biden, destacando que ha sido parte de la administración Biden-Harris. Ahora que Harris ha comenzado a delinear sus propuestas, los republicanos se preguntan retóricamente por qué no las ha implementado en los últimos tres años y medio.
En su primera entrevista desde que asumió la candidatura, Harris intentó proyectarse como “un nuevo camino hacia adelante”, superando “la última década”, aunque también expresó orgullo por los logros alcanzados bajo la presidencia de Biden, especialmente en la recuperación económica.
“Estoy muy orgullosa de haber trabajado como vicepresidenta de Joe Biden y también de competir con Tim Walz para la presidencia de Estados Unidos, guiando al país hacia lo que creo que los estadounidenses merecen: un nuevo camino hacia adelante y dejar atrás la última década”, dijo Harris a CNN.
Sin embargo, esa “década” incluye su tiempo en el gobierno con Biden y parte del mandato de Barack Obama. Por ello, durante la entrevista, Harris aclaró que se refería a la creciente polarización en el país desde la aparición de Donald Trump, y no a las políticas de sus colegas demócratas.
Mantener una “distancia prudente” de Biden
El reto para Harris será distanciarse lo suficiente del gobierno actual, mientras se apropia de sus logros, lo cual puede ser crucial para su candidatura. Algunas encuestas sugieren que esto podría ser posible. Harris está obteniendo mejores resultados que Biden en temas como la economía e inmigración, dos de los puntos más débiles en los que los republicanos buscan atacar a los demócratas.
Una encuesta de Washington Post-ABC News-Ipsos de agosto mostraba que casi dos tercios de los encuestados creen que Harris tuvo “poca” o “casi ninguna” influencia en la política económica de Biden. En cuanto a inmigración, el 57% considera que su influencia fue limitada, a pesar de que los republicanos la han etiquetado como la “zarina de la frontera”, exagerando su rol en la gestión de la migración desde Centroamérica.
La “declaración de independencia” de Kamala Harris
Como toda candidatura, Harris tiene un pasado (no solo como vicepresidenta, sino como senadora y fiscal general de California) que la campaña republicana explotará, buscando presentarla como una “liberal radical”, “incompetente” o “inconsistente”. Sin embargo, su mayor lastre es su vínculo con el impopular Biden, lo que podría llevar a los republicanos a convencer a los votantes de que no representaría un cambio respecto a un gobierno que no les agrada.
Hasta ahora, Harris ha logrado desmarcarse de Biden sin criticarlo, reconociendo al mismo tiempo la necesidad de hacer más por los estadounidenses, como lo hizo durante su discurso de aceptación de la candidatura, que David Axelrod, exasesor de Obama, describió como su “declaración de independencia”.
“Es interesante lo poco que mencionó a Joe Biden en este discurso (…) Esta fue su declaración de independencia. Creo que tendrán dificultades para vincularla [con Biden]”, señaló Axelrod.