Este viernes, Venezuela vivió un día crucial con la juramentación de Nicolás Maduro para un controvertido tercer mandato presidencial, acto que la oposición calificó como un “golpe de Estado”.
Maduro adelantó la ceremonia de toma de posesión, inicialmente prevista para más tarde, en respuesta a los rumores de que la oposición intentaría asumir el poder, algo que no se concretó.
“Intentaron convertir la juramentación en una guerra mundial. Que si invaden, que si entran, que si salen… Pero esta toma de posesión constitucional venezolana no la pudieron impedir. Es una gran victoria venezolana”, expresó Maduro.
A pesar de las denuncias de fraude por parte de la oposición y varios gobiernos internacionales, Maduro juró cumplir con los mandatos de la Constitución y prometió un período presidencial de “paz, prosperidad, igualdad y nueva democracia”. En el acto celebrado en el Salón Elíptico del Palacio Legislativo, reiteró: “Lo juro por la historia, lo juro por mi vida”. El presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, estuvo presente en la ceremonia.
La oposición reivindica a Edmundo González como presidente legítimo
El evento ocurrió en medio de tensiones, ya que la oposición sostiene que Edmundo González Urrutia, quien supuestamente obtuvo cerca del 70% de los votos en las elecciones del 28 de julio de 2024, es el verdadero presidente electo de Venezuela. González, actualmente exiliado en España, prometió regresar al país para asumir el cargo, aunque finalmente no lo hizo.
“Lograremos entrar a Venezuela y poner fin a esta tragedia”, aseguró González en un video publicado en redes sociales. La líder opositora María Corina Machado respaldó la decisión de postergar su regreso, citando preocupaciones de seguridad ante las medidas del régimen. “En su paranoia delirante, el régimen cerró el espacio aéreo y activó todo el sistema de defensa aérea. No es el momento adecuado para su ingreso”, explicó.
Machado declaró que este 10 de enero marcó la consolidación de un “golpe de Estado” por parte de Maduro, quien “cruzó la raya roja al oficializar la violación de la Constitución”. Por su parte, González apeló a las Fuerzas Armadas, instándolas a desconocer órdenes ilegales y garantizar las condiciones para una transición democrática.
El Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el oficialismo, proclamó a Maduro vencedor con el 52% de los votos, aunque no presentó los comprobantes electorales. Mientras tanto, la oposición asegura que González obtuvo una victoria aplastante basándose en el 80% de las actas de escrutinio disponibles.
Reacciones internacionales y sanciones
La comunidad internacional se mostró dividida ante el inicio del nuevo mandato de Maduro. Estados Unidos reafirmó su apoyo a González, calificándolo como presidente legítimo. Antony Blinken, secretario de Estado, manifestó: “El pueblo de Venezuela y el mundo saben que Nicolás Maduro perdió claramente las elecciones de 2024 y no tiene derecho a reclamar la presidencia”. Washington, junto con la Unión Europea y Canadá, amplió las sanciones contra altos dirigentes del gobierno chavista.
En la región, la mayoría de los mandatarios se negó a asistir a la toma de posesión de Maduro, incluidos aliados como Gustavo Petro, presidente de Colombia, y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil. Los únicos jefes de Estado presentes fueron Miguel Díaz-Canel, de Cuba, y Daniel Ortega, de Nicaragua, además de representantes de Rusia, Irán y China.
Por su parte, Donald Trump, próximo a asumir la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero, se refirió a González como “presidente electo” y subrayó la importancia de proteger tanto a él como a María Corina Machado, quien fue detenida y liberada recientemente.
Perspectivas de diálogo
Líderes como Lula da Silva y Emmanuel Macron instaron al gobierno de Maduro y a la oposición a retomar el diálogo como vía para superar la crisis política. Sin embargo, las tensiones internas e internacionales dejan en suspenso el futuro de Venezuela, que enfrenta un período marcado por la incertidumbre y la polarización.