Los riesgos asociados a un pacto entre Rusia y Corea del Norte son considerables y plantean preocupaciones tanto para Ucrania como para la estabilidad nuclear en Asia.
La reciente reunión entre Kim Jong Un, el líder de Corea del Norte, y Vladimir Putin en el Lejano Oriente ruso evoca reminiscencias de la Guerra Fría. Durante su encuentro, ambos líderes compartieron una comida lujosa y brindaron por lo que Kim describió como la “lucha sagrada” contra el imperialismo occidental.
A pesar de ser figuras anacrónicas en muchos aspectos, Kim y Putin representan amenazas actuales y concretas. Una posible alianza entre ellos podría tener graves consecuencias. Podría proporcionar a Rusia un nuevo suministro de armamento, lo que alteraría el curso de la guerra en Ucrania. Además, podría desencadenar una carrera armamentística nuclear en Asia.
Corea del Norte presenta similitudes extremas con la dirección que ha tomado Rusia bajo el liderazgo de Putin: una sociedad militarizada, aislada de Occidente y gobernada por un dictador que muestra poco interés por la vida humana. A pesar de su aislamiento y escasez económica, Corea del Norte posee algo que Rusia necesita de manera urgente: proyectiles de artillería. Rusia disparó más de 10 millones de proyectiles el año pasado y, al igual que Ucrania, está agotando sus existencias.
Corea del Norte, con su capacidad de producción industrial, podría ofrecer una solución a esta escasez. Aunque la fiabilidad de sus proyectiles es cuestionable, dado que un 20% de ellos no detonaron en un ataque a Corea del Sur en 2010, aún sería mejor que nada para Rusia. Además, Corea del Norte podría ofrecer otras armas, como cohetes u obuses.
La posibilidad de un acuerdo sobre municiones llega en un momento crucial para la contraofensiva ucraniana, que ha sido cuestionada por su lentitud y ha generado dudas sobre las tácticas y la determinación de Occidente. En este momento, Ucrania ha alcanzado cierta paridad con Rusia en términos de armamento pesado, y ambos lados enfrentan restricciones en sus suministros. Sin embargo, si Rusia recibe un flujo constante de municiones de Corea del Norte, podría debilitar considerablemente a las fuerzas ucranianas, frenando aún más su avance y aumentando el desgaste durante los duros meses de invierno.
Por supuesto, Corea del Norte no daría algo sin recibir algo a cambio. Rusia firmó sanciones internacionales contra Corea del Norte en la década de 2000 debido a su programa ilegal de armas nucleares. Sin embargo, el lugar de la reunión, el puerto espacial del cosmódromo de Vostochny, sugiere que Kim podría buscar acceso a la tecnología de misiles rusos. Esto podría mejorar significativamente la capacidad de Corea del Norte para lanzar armas nucleares, lo que sería una preocupación seria para la estabilidad en Asia. También podría estar interesado en los secretos relacionados con satélites y submarinos rusos.
En resumen, aunque un acuerdo entre Rusia y Corea del Norte podría inicialmente complicar la situación para Ucrania, también podría tener consecuencias de largo alcance en el equilibrio nuclear en Asia. El régimen norcoreano es impredecible y amenazante, y su mejora en capacidades militares podría llevar a respuestas de otros países de la región, aumentando la inestabilidad.
China, que ejerce influencia sobre ambas dictaduras, podría desempeñar un papel crucial en este escenario, aunque su postura es ambivalente. Para Occidente, las sanciones tradicionales podrían tener un impacto limitado, por lo que se deben considerar estrategias alternativas, como el aumento del suministro de municiones a Ucrania y la divulgación de información sobre los acuerdos de armas entre Moscú y Pyongyang. También es crucial reafirmar el compromiso del paraguas nuclear estadounidense para proteger a sus aliados en Asia.