Joe Biden finalmente promulgó la ley que evita que Estados Unidos caiga en default, según confirmó la Casa Blanca en un comunicado. Después de semanas de confrontaciones políticas y difíciles negociaciones con el ala republicana, el Presidente firmó el documento a solo dos días de la fecha límite establecida por la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, para evitar quedarse sin reservas para los pagos del país.
La “Ley de Responsabilidad Fiscal de 2023” fue aprobada esta semana tanto en la Cámara de Representantes, que tiene mayoría republicana, como en el Senado, controlado por los demócratas.
El acuerdo implica una suspensión del límite de la deuda hasta 2025, lo que va más allá del mandato de Biden, pero también establece restricciones al gasto público. Es una especie de victoria para ambos bandos. Con esta medida, el país ya no estará limitado por una cantidad específica de dinero, que hasta hace poco era de 31,4 billones de dólares, y podrá seguir solicitando préstamos para hacer frente a sus responsabilidades financieras adquiridas.
Además, los demócratas se comprometieron a reducir los niveles de gasto y a establecer requisitos más estrictos para acceder a programas de ayuda alimentaria y asistencia a familias vulnerables. También se reducirá el impulso a la Hacienda pública y se acelerará el proceso de aprobación de proyectos de infraestructura.
“Aprobar este acuerdo presupuestario fue fundamental. Lo que estaba en juego no podría haber sido más importante”, comentó Biden en un discurso emitido desde la Oficina Oval. Agregó que habría sido irresponsable y catastrófico si el país hubiera caído en impago.
Aunque Biden agradeció los esfuerzos del presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, y de los legisladores que aprobaron rápidamente el proyecto, las victorias de cada parte estuvieron lejos de sus demandas iniciales.
“Nadie obtuvo todo lo que quería, pero el pueblo estadounidense obtuvo lo que necesitaba. Evitamos una crisis y un colapso económico”, destacó Biden. Reconoció que encontrar consenso más allá de las diferencias partidistas y lograr unidad es difícil, pero enfatizó que nunca se debe dejar de intentarlo.
Además de las implicaciones financieras, estas discusiones también tuvieron una importancia política crucial en medio de la carrera por la Casa Blanca, que ya ha comenzado.
Biden buscará la reelección a pesar de su avanzada edad, una de sus principales desventajas. Durante su discurso, destacó los logros de su primer mandato y su resistencia frente a los intentos republicanos de avanzar en su agenda y lograr recortes más profundos.
Por su parte, Kevin McCarthy intentó consolidar su autoridad sobre el diverso grupo parlamentario, compuesto por conservadores moderados y seguidores del ex presidente Donald Trump.
En medio de su carrera por la presidencia, Trump también se refirió a las negociaciones y pidió mano dura, mientras lucha contra el gobernador de Florida, Ron DeSantis, por el liderazgo republicano.