La Experiencia Inolvidable en la Elección del Papa León XIV

Mi viaje a la experiencia de la elección del Papa comenzó con mi vuelo desde la ciudad de Londres hacia Roma, donde ya se encontraban mis dos amigos mexicanos, con quienes me reuní en el hotel. Al llegar al aeropuerto Fiumicino de Roma, tomé un taxi hacia el centro de la ciudad, donde se encontraba mi hotel, ubicado a solo tres cuadras del Vaticano.

El día de mi llegada, fuimos primero a la Plaza de San Pedro y asistimos a una misa de una hora dentro del Vaticano. Fue una experiencia única, ya que la energía y la emoción de la gente en el lugar eran más que evidentes. Me llenó de alegría ver a tanta gente reunida: familias, niños, personas de todas las edades y nacionalidades, todas congregadas en un mismo lugar para presenciar este evento del cónclave, donde se elegiría al nuevo Papa.

A la mañana siguiente, regresamos al Vaticano para asistir a la primera misa de servicio, en la que los cardenales ingresaron a la Santa Sede para iniciar el cónclave a puerta cerrada en la Capilla Sixtina. Fue un momento muy especial, y tuve la oportunidad de conservar el libreto del misal, en el que estaba descrito todo el servicio religioso de inicio del cónclave.

Una vez concluida la misa, salimos a la Plaza de San Pedro a esperar la primera fumata, que, como era de esperarse, fue de color negro. Estuvimos esperando varias horas, y finalmente, como anticipábamos, el humo fue negro.

Al día siguiente por la mañana, mis amigos asistieron a la segunda fumata, que ocurrió a tempranas horas. Yo decidí no asistir y opté por caminar por la ciudad y visitar algunos lugares cuya arquitectura quería admirar, ya que Roma es una de mis ciudades favoritas y no quería desaprovechar el viaje. Sabía que durante la segunda fumata no se elegiría aún al nuevo Papa, por lo que decidí esperar hasta la tercera y última fumata, que ocurrió ese mismo día por la tarde. Para nuestra grata sorpresa, el humo fue blanco: el Papa había sido elegido por los cardenales.

Fue una experiencia impresionante que nunca olvidaré. La cantidad de personas que asistieron desde todas partes del mundo era asombrosa: familias, niños, personas de todas las edades… un momento histórico único que me transmitió una paz inmensa. Me siento muy bendecido de haber sido parte de un evento tan importante para el mundo católico-cristiano. Toda mi vida estudié en escuelas católicas, y los países en los que he vivido se han fundado bajo valores cristianos.

Agradezco profundamente la oportunidad de haber asistido a este evento inolvidable, que quedará entre los recuerdos más significativos de mi vida. Le deseo lo mejor al Papa León XIV, y que pueda guiar al mundo católico-cristiano por el mejor camino posible, siempre en beneficio de toda la humanidad.

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